Los vinos Gran Reserva son más complejos y tienen la madera más presente. Están perfectamente afinados cuentan con el elegante equilibrio entre la fruta y las notas de su paso por barrica.
Solo unos pocos años a lo largo de la vida de un viñedo son aptos para la elaboración de un vino Gran Reserva de Rioja. Son vendimias “mágicas” en las que la uva evoluciona de forma perfecta, sabiendo que se convertirá en un año histórico hasta que la mano del bodeguero y la experiencia lo conviertan en un vino inmortal.
Como si de una paleta de colores se tratase, son la fruta madura y las hierbas aromáticas las que dibujan este vino de colores dulces, de melocotón de viña maduro y mermelada de fresa. Con campos arcillosos donde crece el tomillo y aromas de cacao y vainilla. Una pintura por la que solo el paso el tiempo dejará ver su gran valor.
14,27%
50% Tempranillo y 50% Garnacha Tinta.
1077 días en barrica y 1220 días de botella. Roble americano/ Roble francés.
Un maridaje explosivo y duradero por sus matices. Acompañamiento único para este gran vino donde la complejidad y diversidad de sus sabores se ensamblan a la perfección, con la dulzura y acidez de los postres.
Vendimia manual, la fermentación alcohólica se llevó a cabo con sus propias levaduras autóctonas, en pequeños depósitos de acero inoxidable a temperatura controlado no superior a los 25 ºC, corta maceración.
Fermentación maloláctica en barrica y posterior envejecimiento en barricas de roble francés por separado cada variedad.
Posterior coupage de los dos vinos en barricas de roble americano los últimos 6 meses.
VISTA: Color granate, intenso y capa profunda con ligeros matices de envejecimiento.
AROMA: Enorme complejidad aromática, frutos rojos muy maduros envueltos por unos finos tostados.
BOCA: Vino goloso, mermelada de frutos rojos, envueltos en matices de cacao y vainilla fruto de su paso por barrica. Largo retrogusto con tonos de madera sutil y compleja que deja saborear la fruta madura que inunda el paladar a su paso.
Su ciclo vegetativo contó con una climatología muy favorable, el viñedo riojano presentaba una excelente situación vegetativa y sanitaria al final del envero, con expectativas de una gran cosecha en cantidad y calidad que la adversa climatología que acompañó la vendimia solo permitió culminar en parte.
Los vinos obtenidos presentan Buena estructura, tanicidad, complejidad, con una interesante carga frutal.
Parcela “Almendros”, plantada en 1945, en vaso, de la variedad Tempranillo en un suelo arcillo ferroso a una altitud de 600m.
Parcela “Entrematas”, plantada en 1941, en vaso, de la variedad Garnacha Tinta en un suelo arcillo-ferroso y a 623 m de altitud.
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